Me quedé sin ti pero más que sin ti, me quede con nada, con un vacío de besos, con palabras que no se dijeron, con sueños que no pude cumplir.
Me quedé sin ti, en medio de la noche, en medio de canciones, de poemas, de recuerdos, de fotografías que hoy me resultan ajenas.
Me quedé con un vaso roto clavado en la mano, haciendo sangrar mis labios, haciendo llorar mis ojos, rasgando los recuerdos de mis mejores momentos contigo.
Me quedé fraccionado, deshecho, incompleto, me quedé sin ti, que eras mi mitad y al mismo tiempo me quedé con nada.
jueves, 25 de abril de 2013
ME QUEDÉ SIN TI
No escribo porque sepa hacerlo ni para agradar a alguien, lo hago porque me encanta hacerlo y disfruto compartirlo.
martes, 23 de abril de 2013
EL NIÑO JESÚS
Volteé a ver el reloj y vi las 4:30am. Mi mamá me decía en voz baja “Jesús, Jesús, despierta, necesito hablar contigo”. Con cara seria y el suéter de mezclilla con estampado puesto. Todo paso en un santiamén y noté que mi mamá estaba un poco inquieta.

Caminamos hacia la sala y nos sentamos en el sillón, se le veía preocupada, triste, angustiada. Yo apenas tenía doce años pero sabía que algo estaba mal. Era 24 de Diciembre.
Un día antes mi hermana había puesto dentro del árbol una carta con la lista de juguetes que le pediría al niño Jesús, yo mismo le ayudé a hacer los dibujos para que no se fuera a equivocar. El año pasado había pedido un hornito para hacer pasteles que sabían a hot cakes (Panquecas), ese estuvo bueno, no como sus muñecos que simulaban bebés horribles con miradas escalofriantes, que abrían los ojos cada vez que los levantabas.
A mí me había traído una consola para jugar videojuegos con varios cartuchos, solo eso me trajo, sin embargo fue un regalo excelente, mis primos venían a la casa y jugábamos en turnos de dos. Era muy divertido hasta el momento en que mi hermana quería jugar con nosotros, y obvio, no sabía y yo terminaba regañado y castigado por gritarle y no dejarla jugar.
Para este año yo había pedido una bicicleta, la que tenía ya no me quedaba y las de salto se estaban poniendo de moda entre la gente de la cuadra.
Por eso me sorprendió voltear a ver el arbolito de Navidad vacío faltando tan pocas horas para amanecer y mi madre vestida y con cara de angustia llamándome en la madrugada a platicar en la sala.
-¿Ya sabes quién es el niño Jesús?-, me preguntó.

Caminamos hacia la sala y nos sentamos en el sillón, se le veía preocupada, triste, angustiada. Yo apenas tenía doce años pero sabía que algo estaba mal. Era 24 de Diciembre.
Un día antes mi hermana había puesto dentro del árbol una carta con la lista de juguetes que le pediría al niño Jesús, yo mismo le ayudé a hacer los dibujos para que no se fuera a equivocar. El año pasado había pedido un hornito para hacer pasteles que sabían a hot cakes (Panquecas), ese estuvo bueno, no como sus muñecos que simulaban bebés horribles con miradas escalofriantes, que abrían los ojos cada vez que los levantabas.
A mí me había traído una consola para jugar videojuegos con varios cartuchos, solo eso me trajo, sin embargo fue un regalo excelente, mis primos venían a la casa y jugábamos en turnos de dos. Era muy divertido hasta el momento en que mi hermana quería jugar con nosotros, y obvio, no sabía y yo terminaba regañado y castigado por gritarle y no dejarla jugar.
Para este año yo había pedido una bicicleta, la que tenía ya no me quedaba y las de salto se estaban poniendo de moda entre la gente de la cuadra.
Por eso me sorprendió voltear a ver el arbolito de Navidad vacío faltando tan pocas horas para amanecer y mi madre vestida y con cara de angustia llamándome en la madrugada a platicar en la sala.
-¿Ya sabes quién es el niño Jesús?-, me preguntó.
Tuve miedo de responder que mi primo Ándres me había dicho ya desde hace varios meses atrás que el niño Jesús no existía, que eran los papás. Sin embargo asentí en silencio con la cabeza. Mi mamá no pudo contener el llanto y me abrazo mientras sollozaba.
-No tuve dinero para comprar los juguetes Jesús. Fui a la casa de tu tío Richard; le pedí dinero prestado pero tampoco tenía.
Sin dejar de llorar, continuó mi madre su relato. –Estuve buscando a alguien
Sin dejar de llorar, continuó mi madre su relato. –Estuve buscando a alguien
que me prestara dinero pero no encontré nada, algunos inclusive me dieron esperanza pero no, así que lo único que pude hacer fue ir a comprar con el dinero que tenía para la comida de esta semana, un balón de fútbol para ti y una muñeca para tu hermana.
Sus lágrimas me contagiaron y empecé a llorar con ella.
Me puse de pie y saqué la consola de los videojuegos, mi mamá supo cual era mi intención y me dijo que no, que estaba bien, que ya vería que hacer más tarde.
Sus lágrimas me contagiaron y empecé a llorar con ella.
Me puse de pie y saqué la consola de los videojuegos, mi mamá supo cual era mi intención y me dijo que no, que estaba bien, que ya vería que hacer más tarde.
-Mami, yo sé que ya no tienes dinero y ella siempre ha querido el videojuego, se lo quiero regalar. La caja original servía para guardar los cartuchos, así que solo tuvimos que limpiar todo, empacarlo nuevamente, envolverlo y ponerle una tarjeta con su nombre.
Volvimos a la cama, me acosté llorando en silencio y no me di cuenta cuándo me dormí, hasta que mi hermana todavía en pijama y despeinada me despertó sonriente -¡Jesús! !Jesús! el niño Jesús me trajo un Nintendo!, ¡como el tuyo!
La abracé fuerte, compartiendo con ella su alegría. Sí nena, como el mío, a ver, vamos a verlo.
Ese día fui el niño Jesús, a los doce años.
Volvimos a la cama, me acosté llorando en silencio y no me di cuenta cuándo me dormí, hasta que mi hermana todavía en pijama y despeinada me despertó sonriente -¡Jesús! !Jesús! el niño Jesús me trajo un Nintendo!, ¡como el tuyo!
La abracé fuerte, compartiendo con ella su alegría. Sí nena, como el mío, a ver, vamos a verlo.
Ese día fui el niño Jesús, a los doce años.
No escribo porque sepa hacerlo ni para agradar a alguien, lo hago porque me encanta hacerlo y disfruto compartirlo.
jueves, 4 de abril de 2013
COMPRENDÍ EL SIGNIFICADO DEL VACÍO, HOY

Nunca había comprendido el significado del vacío, hasta hoy.
Unas treinta y dos caras rodeándome, pero ninguna era la de ella. Varias manos dibujando trazos inciertos en el aire y yo buscando aferrarme a la imagen de tu rostro, busco, te
busco y me busco; nos busco.
Como ese mar que le hace falta su arena, como ese aire que busca un cabello que despeinar, como ese cigarro que busca su tumba en cualquier boca, como estas letras encontrando tus ojos; así me haces falta, toda la falta existente.
En este párrafo no vengo a escribir ni de ti ni de nosotros, vengo a contarte de mí sin ti. Y es que el extrañarte ya no me cabe en el calendario. Los lunes siguen siendo lunes y yo ya pensando en el martes, los martes quieren ser miércoles y los jueves siguen con su complejo, queriendo vestirse de viernes y yo solo los veo pasar, esperando e imaginando los días en los que te pueda ver.
busco y me busco; nos busco.
Como ese mar que le hace falta su arena, como ese aire que busca un cabello que despeinar, como ese cigarro que busca su tumba en cualquier boca, como estas letras encontrando tus ojos; así me haces falta, toda la falta existente.
En este párrafo no vengo a escribir ni de ti ni de nosotros, vengo a contarte de mí sin ti. Y es que el extrañarte ya no me cabe en el calendario. Los lunes siguen siendo lunes y yo ya pensando en el martes, los martes quieren ser miércoles y los jueves siguen con su complejo, queriendo vestirse de viernes y yo solo los veo pasar, esperando e imaginando los días en los que te pueda ver.
A veces las sombras me acompañan sin sentido y no me quejo, he aprendido a ponerle color a cada una de ellas; otras veces encuentro trozos de vida, de cuentos, de cuerpos y de lágrimas; otras me encuentro a mí sin ti, aquí y allá, allá y en ningún lugar. Días cómo hoy suelo hallar un trozo de mi corazón tirado por la habitación, lo recojo y le sonrío.
Resulta que al otro lado, en mi imaginación es donde te encuentro; encuentro tus ojos, esos que me regalan miradas, encuentro tus sonrisas, esas que me dibujan los días (cuando suceden) y me encienden las noches. Ahí, en mi imaginación, encuentro lo que somos y me invento lo que seremos, encuentro nuestras manos entrelazadas jurando
una historia eterna y una historia eterna jurando ser nosotros. Ahí encuentro preguntas sin respuestas y respuestas sin una jodida pregunta.
Mi voz se hace pequeña, pequeñísima que ni la misma hormiga la escucha, pero mis letras se ejercitan tanto que podrían entrar a un concurso de cuerpo y estilo; de tu cuerpo y estilo. Me he hecho amigo de la noche, la escucho y me escucha, otras veces me juega trucos y me dejo, es la única manera en la que me sucedes, y otras veces le pido que junto con el viento, me devuelva el olor de tu perfume, ese olor incierto y predominante. Le pido que me traiga tu voz, tu mirada y tu sonrisa, le exijo que me lleve hasta ti, en
ti y por ti. Estúpida noche, algún día me hará caso.
Me voy y me vengo solo con la intención de encontrarme en el mismo lugar del cual me fui y regresé para encontrarme.
Las alas de mi mente luego se ahogan dentro de una habitación y se despluman, comienzo a ser normal de nuevo, no quiero ser alguien normal.
Y entonces perdido sin ti, me hago letras para que siempre me escribas, te escribo para inmortalizarte aquí, allá y en todos lados, te escribo porque es lo mejor que sé hacer, te
escribo porque es la mejor manera de demostrarte lo que siento y lo que quiero para ti, para mi, para nosotros...
Te quiero como ya no se quiere, como una buena amiga; como la hermana, un poquito como a mi madre... en silencio, fuerte y eterno.
Por las noches enciendo la luna para que veas bien tus sueños, por la mañana suelto diariamente un globo amarillo llamado sol para guiar tus pasos. Mis ojos ya no encuentran
en dónde pararse y mirar, sólo hay ojos para cerrar y recordarte, aquí sólo hay ojos para ti.
Me trago un trébol para tener toda la suerte de volver a ocupar un espacio en tu mirada, me pongo una gorra para que nunca salgas de mi cabeza y camino, y vuelvo a caminar; a veces engaño a la rutina con un libro, otras veces solamente como y duermo; y otras más estoy aquí y a veces estoy en ti, pensando en ti.No sé si volverme gurú, brujo, religioso, filántropo o científico, creo que mejor me vuelvo de ti, eso me sale mejor.
Aquí también encuentro miradas eternas, esas que me echas sin cuidado, con el corto tiempo como testigo de ello. Somos tan pobres que no tenemos miedo, somos tan millonarios que tenemos miles de sueños, somos tan únicos que hicimos marca, hiciste de mí una marca.
Cargo conmigo un año más y unas cuantas canas más, cargo conmigo lo que siempre he cargado, cargo también con una enorme ausencia de algunos días que me aplasta. ¡Aire,
regrésame su voz a mis oídos!
Si me vieras, mi voz ya no es la misma, mi cuerpo ya no es el mismo, mi mirada ya no es la misma. Me faltas.
Insúltame, escríbeme, hazme llorar. Abrázame, hazme todo, menos falta.
Estas ganas de correr y alcanzarte que no se me quitan ni cortándome las piernas, estas ganas de abrazarte que no se me quitan ni quitándome los brazos, estas ganas de tener ganas que no se me quitan ni teniendo ganas.
Me gusta echarme un clavado a lo más profundo de mí y comprobar que ahí sigues adentro, otras veces me rasgo el corazón para dejarte salir, pues no soy tu dueño y debes vivir como lo has hecho siempre, a veces me pongo a pensar y otras veces, te escribo, nos escribo. Olvidarme de ti, es olvidarme de mí.
Hoy tropecé con una piedra, imaginé en su forma, mi corazón, ese que suelo mostrar de un tiempo a acá, ese en el que en cada arteria le he grabado un “un te quiero”.
Te echo de menos y te necesito de más.¿En dónde te la pasas? Cuando duermo y te sueño, cuando te respiro y te siento, cuando hay tanta mierda a mi alrededor… ¿En dónde estás? Yo sólo sé que a mí me prometieron encontrarte y no alejarme de ti, por eso nací.
Volví a abrir mis ojos y aterricé ante unas treinta y dos caras que me rodeaban y varias manos que dibujaban trazos
inciertos en el aire. Y entonces floté por tres segundos y te escribí en una nube.Nunca comprendí el significado de vacío hasta hoy...
viéndome sin ti.
Resulta que al otro lado, en mi imaginación es donde te encuentro; encuentro tus ojos, esos que me regalan miradas, encuentro tus sonrisas, esas que me dibujan los días (cuando suceden) y me encienden las noches. Ahí, en mi imaginación, encuentro lo que somos y me invento lo que seremos, encuentro nuestras manos entrelazadas jurando
una historia eterna y una historia eterna jurando ser nosotros. Ahí encuentro preguntas sin respuestas y respuestas sin una jodida pregunta.
Mi voz se hace pequeña, pequeñísima que ni la misma hormiga la escucha, pero mis letras se ejercitan tanto que podrían entrar a un concurso de cuerpo y estilo; de tu cuerpo y estilo. Me he hecho amigo de la noche, la escucho y me escucha, otras veces me juega trucos y me dejo, es la única manera en la que me sucedes, y otras veces le pido que junto con el viento, me devuelva el olor de tu perfume, ese olor incierto y predominante. Le pido que me traiga tu voz, tu mirada y tu sonrisa, le exijo que me lleve hasta ti, en
ti y por ti. Estúpida noche, algún día me hará caso.
Me voy y me vengo solo con la intención de encontrarme en el mismo lugar del cual me fui y regresé para encontrarme.
Las alas de mi mente luego se ahogan dentro de una habitación y se despluman, comienzo a ser normal de nuevo, no quiero ser alguien normal.
Y entonces perdido sin ti, me hago letras para que siempre me escribas, te escribo para inmortalizarte aquí, allá y en todos lados, te escribo porque es lo mejor que sé hacer, te
escribo porque es la mejor manera de demostrarte lo que siento y lo que quiero para ti, para mi, para nosotros...
Te quiero como ya no se quiere, como una buena amiga; como la hermana, un poquito como a mi madre... en silencio, fuerte y eterno.
Por las noches enciendo la luna para que veas bien tus sueños, por la mañana suelto diariamente un globo amarillo llamado sol para guiar tus pasos. Mis ojos ya no encuentran
en dónde pararse y mirar, sólo hay ojos para cerrar y recordarte, aquí sólo hay ojos para ti.
Me trago un trébol para tener toda la suerte de volver a ocupar un espacio en tu mirada, me pongo una gorra para que nunca salgas de mi cabeza y camino, y vuelvo a caminar; a veces engaño a la rutina con un libro, otras veces solamente como y duermo; y otras más estoy aquí y a veces estoy en ti, pensando en ti.No sé si volverme gurú, brujo, religioso, filántropo o científico, creo que mejor me vuelvo de ti, eso me sale mejor.
Aquí también encuentro miradas eternas, esas que me echas sin cuidado, con el corto tiempo como testigo de ello. Somos tan pobres que no tenemos miedo, somos tan millonarios que tenemos miles de sueños, somos tan únicos que hicimos marca, hiciste de mí una marca.
Cargo conmigo un año más y unas cuantas canas más, cargo conmigo lo que siempre he cargado, cargo también con una enorme ausencia de algunos días que me aplasta. ¡Aire,
regrésame su voz a mis oídos!
Si me vieras, mi voz ya no es la misma, mi cuerpo ya no es el mismo, mi mirada ya no es la misma. Me faltas.
Insúltame, escríbeme, hazme llorar. Abrázame, hazme todo, menos falta.
Estas ganas de correr y alcanzarte que no se me quitan ni cortándome las piernas, estas ganas de abrazarte que no se me quitan ni quitándome los brazos, estas ganas de tener ganas que no se me quitan ni teniendo ganas.
Me gusta echarme un clavado a lo más profundo de mí y comprobar que ahí sigues adentro, otras veces me rasgo el corazón para dejarte salir, pues no soy tu dueño y debes vivir como lo has hecho siempre, a veces me pongo a pensar y otras veces, te escribo, nos escribo. Olvidarme de ti, es olvidarme de mí.
Hoy tropecé con una piedra, imaginé en su forma, mi corazón, ese que suelo mostrar de un tiempo a acá, ese en el que en cada arteria le he grabado un “un te quiero”.
Te echo de menos y te necesito de más.¿En dónde te la pasas? Cuando duermo y te sueño, cuando te respiro y te siento, cuando hay tanta mierda a mi alrededor… ¿En dónde estás? Yo sólo sé que a mí me prometieron encontrarte y no alejarme de ti, por eso nací.
Volví a abrir mis ojos y aterricé ante unas treinta y dos caras que me rodeaban y varias manos que dibujaban trazos
inciertos en el aire. Y entonces floté por tres segundos y te escribí en una nube.Nunca comprendí el significado de vacío hasta hoy...
viéndome sin ti.
No escribo porque sepa hacerlo ni para agradar a alguien, lo hago porque me encanta hacerlo y disfruto compartirlo.
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