Despertar a
las 7 am, tomar un baño de agua fría, tan fría como sólo en San Cristóbal.
Vestirme a medias para salir corriendo a comprar el desayuno en la panadería de
la esquina, son esas cosas que no comparto con la mayoría. De ser así, no
podría escribirte casi todos los días, inspirarme cuando cruzo el viaducto
nuevo a las 12 del día para ir a almorzar, quedarme a la mitad mirando cómo
pasan los autos con tanta prisa, imaginando cómo sería tenerte a mi lado, ver
el sol reflejado en tus ojos, que cosa tan perfecta, tus ojos. Escribir esto
mientras mi inconsciente prende uno imaginario y se olvida de todo para estar
presente.
No
podría desearte a medio día, estaría ocupado enviando registros a mi jefe porque
se acerca la quincena, tal vez no tendría tiempo de disfrutar mi comida a media
tarde, comería un menú de 150 en la fonda de doña Margarita, apresurándola para
regresar a mi casa y responder los correos que saturan mi bandeja de entrada.
Cerca
de las 6 pm tampoco podría sentarme a leer un libro de Murakami, mandarte una imagen
o un pin diciéndote que testraño, que urge verte, que me urge besarte y
quedarme tirado a tu lado toda la tarde viendo cómo te preparas para ser lo
perfecta que sueles ser cuando te llenas de ti misma. Quizás no podría sentarme
en una banca en la plaza de la universidad a las 8 pm a terminar de escribirte
este texto, a esa hora lo común es estar atorado en el salón con insurgentes,
mentando madres, sufriendo por llegar a descansar y olvidarme de todo lo demás.
No, no podría desearte todo el día, tomarme el gusto de cruzar la ciudad a las
10 de la noche, para llegar a casa y comentarte cualquier estupidez.
De
haber seguido el roll que en algún momento me impusieron no habría podido venirme
a vivir solo, a conocer personas increíbles que me hicieron recordar el por qué
ha valido la pena ser diferente, mucho menos habría aprendido que los celos a
la hora de amar no son más que inseguridad, que las relaciones se tratan de
compartir y de ser quien eres con la persona que quieres. Dicen que la vida te
pone en donde debes estar, pero yo solo quiero ponerte aquí junto a mí, todo el
día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario